LEYENDA
-Uther se apasiona por una mujer casada
-Guerra con un aliado, esposo de la mujer
-Intervención de Merlín
-Uther yace con la mujer y concibe a Arturo
-Muerte en guerra del esposo
-Uther desposa a la mujer
-Nace Arturo
REALIDAD HISTÓRICA
-Tintagel, arqueología y sitio turístico
-Raíces mitológicas griegas y celtas
- Los motivos de Geoffrey
SIMBOLOGÍA
-Características heroicas en el nacimiento de Arturo
-Relación con la mitología griega y celta
SIMBOLOGÍA
-Características heroicas en el nacimiento de Arturo
-Relación con la mitología griega y celta
Igraine,
duquesa de Cournalles
Uther Pendragón
Arturo
Uther Pendragón, flamante rey
celta de Britania, ha quedado prendado de la hermosura que posee la esposa de
un aliado político, Gorlois, el duque de Cornualles, de quien había recibido
sabios consejos a la hora de pelear contra los sajones. Igraine, que tal es el
nombre de la dama, adivina los sentimientos del rey hacia ella y ruega a su
esposo se retiren de la corte. Uther les ordena regresar, los esposos
desobedecen. Uther declara la guerra al duque quien enfrenta a las tropas del
rey en uno de sus castillos y envía a su esposa a otro más protegido: el
castillo de Tintagel, edificado sobre un promontorio rocoso constantemente
batido por las olas del océano Atlántico.
He aquí un dato histórico
curioso, el Ducado de Tintagel existe, como así también el castillo de Tintagel (sus ruinas) y es verdad que en el
siglo XII habría sido casi imposible tomarlo.
Pero Tintagel aún no se había
construido para la época en que Geoffrey escribe su Historia. Nuestro escritor
contaba con el conocimiento geográfico,
si una fortaleza se hubiera levantado en aquel sitio habría resultado
inexpugnable.
Tintagel Castle
Sin embargo la arqueología ha
descubierto restos de cerámica que datan de los siglos V y VI. Es decir que
para la época de Arturo, muy posiblemente, aquel lugar constituyera una base
importante de poder.
Hoy es sitio de atracción
turística, en la parte baja de las ruinas cuando no hay pleamar, es posible
penetrar una cueva denominada “La Cueva
de Merlín”, se dice que allí estudiaba y que “ahora la visita.”
Uther se enfrenta al duque y la
guerra parece no tener fin, frustrado y rabioso ruega ayuda a su consejero y
amigo Merlín quien aprovecha que el duque está lejos y, siempre siguiendo la
Historia de Geoffrey, da a Uther a beber una droga que le confiere, por una
noche, el aspecto de su rival. Uther así transformado entra en el castillo de
Tintagel y yace con Igraine sin que ella
sepa que ha sido infiel. Merlín sí sabe, ese era el único modo en que el héroe
que Britania necesitaba sería concebido.
A través de esta “extraña”
concepción, Geoffrey enlaza a Arturo con algunas de las características más
comunes en la figura heroica:
-Su padre es un rey.
-Su nacimiento es “misterioso”.
Gorlois muere en batalla esa
misma noche. Algunos mensajeros llegan a Tintagel con la noticia y quedan
pasmados al enterarse de que el duque ahí, junto a Igraine. Uther logra
retirarse del castillo antes de que cunda la alarma.
Geoffrey nos informa que Uther
se apodera de la región de Cornualles aseverando que se trata de una plaza
fuerte.
Nótese que nuestro escritor continúa
evadiendo presentar a Merlín como mago:
Por increíble que ahora nos
parezca esta “transformación” de Uther, la mentalidad de la época estaba
dispuesta a creer cualquier cosa cuando del poder de las drogas se trataba pero
además, el lector culto, siempre desconfiado, estaba hecho a este tipo de
lecturas a través de la mitología griega, mitología a la que Geoffrey acude en
el mismo principio de su Historia por razones de prestigio cultural y este
lector ya lo ha aceptado así. Tal mitología nos cuenta por ejemplo, entre otros
casos, que Hércules fue concebido de la siguiente manera: Zeus se apasiona por
Alcmena, esposa de Anfitrión, para yacer con ella toma el aspecto de su marido.
Y Hércules es considerado el más grande héroe mítico griego de toda la
historia.
Pero Geoffrey es un gran
conocedor de las “¿antiguas?” creencias
de la gente de su tierra y la Historia
que él escribe también allí enraíza:
Manawyddan era un dios celta del mar. Al
igual que los dioses griegos tenía hijos con diosas y con mortales. Prendado de
la reina de Irlanda adoptó los rasgos de su marido para concebir un
descendiente con ella. Así nació Mongan, quien a pesar de no ser un dios, tenía
facultades extraordinarias.
El caso es que Igraine ahora es
viuda y todos los caballeros del reino acuden a ella en nombre de Uther a
solicitar su mano. Ninguna dama viuda en su sano juicio, ni el siglo V ni en el
XII, desoiría tal petición. El rey e Igraine se casan rápidamente.
No olvidemos que la mentalidad
de la época sólo admite hablar de amor en las relaciones extramatrimoniales.
Amor, esa pasión condenable. Para el matrimonio la procreación y la ternura.
Para el placer carnal las otras, las que van a caer junto a Satanás, como se
considera que caerá todo lo que no sea espíritu puro.
Nuestro monje se vale del subterfugio de las drogas puesto que la madre de Arturo no puede ser una perdida, su posterior viudez y casamiento con Uther limpia, como corresponde debe ser y es, la imagen de él, de Uther, que habrá sido un rey celta pero los prejuicios de la época obligan a revestirlo de una moral que se muestre en concordancia con los lectores. Uther e Igraine casados, no más remitirse a la imagen de los que se celan, de los que pecan, de los que trastocan las costumbres en las que el poder se siente a gusto. Además, tanto en la intervención de la química como en el casamiento, el escritor está respetando no sólo un orden moral sino también, y esto es de suma importancia, un orden social. Lo que se hace mal está mal pero estará peor que alguien lo sepa. Este tipo de pensamiento (aún más que la pobreza o la ignorancia) llevó, entonces, a incontables casos de infanticidio con los que pretendían disolver el deshonor que un nacimiento ilegítimo acarreaba. Merlín, según se nos relata, se asegura doblemente de que no sea ésta la suerte de Arturo. Primero: Igraine no se sabe infiel y por lo tanto no es una adúltera. Segundo: Uther tampoco lo es ya que prueba no haber “corrompido la mujer de otro” contrayendo matrimonio (desea la convivencia, su interés no se satisfizo en el coito). Aún así, lo justifiquemos desde la razón, como lo hicimos en este párrafo, o desde la poesía, es decir echando mano a los siempre tan distinguidos dioses griegos; los hechos, claramente, son como siguen: el rey se prenda de una mujer casada, la mujer no lo consiente y el matrimonio toma distancia del poder real. El poder moviliza al ejército para conseguir su propósito. El marido termina muerto, la mujer en brazos del rey. El muerto era un súbdito leal, y era aún más, un excelente estratega y consejero. Nadie lo recuerda.
Nuestro monje se vale del subterfugio de las drogas puesto que la madre de Arturo no puede ser una perdida, su posterior viudez y casamiento con Uther limpia, como corresponde debe ser y es, la imagen de él, de Uther, que habrá sido un rey celta pero los prejuicios de la época obligan a revestirlo de una moral que se muestre en concordancia con los lectores. Uther e Igraine casados, no más remitirse a la imagen de los que se celan, de los que pecan, de los que trastocan las costumbres en las que el poder se siente a gusto. Además, tanto en la intervención de la química como en el casamiento, el escritor está respetando no sólo un orden moral sino también, y esto es de suma importancia, un orden social. Lo que se hace mal está mal pero estará peor que alguien lo sepa. Este tipo de pensamiento (aún más que la pobreza o la ignorancia) llevó, entonces, a incontables casos de infanticidio con los que pretendían disolver el deshonor que un nacimiento ilegítimo acarreaba. Merlín, según se nos relata, se asegura doblemente de que no sea ésta la suerte de Arturo. Primero: Igraine no se sabe infiel y por lo tanto no es una adúltera. Segundo: Uther tampoco lo es ya que prueba no haber “corrompido la mujer de otro” contrayendo matrimonio (desea la convivencia, su interés no se satisfizo en el coito). Aún así, lo justifiquemos desde la razón, como lo hicimos en este párrafo, o desde la poesía, es decir echando mano a los siempre tan distinguidos dioses griegos; los hechos, claramente, son como siguen: el rey se prenda de una mujer casada, la mujer no lo consiente y el matrimonio toma distancia del poder real. El poder moviliza al ejército para conseguir su propósito. El marido termina muerto, la mujer en brazos del rey. El muerto era un súbdito leal, y era aún más, un excelente estratega y consejero. Nadie lo recuerda.
Arturo nace en el castillo de
Tintagel, en tierras del ducado de Cornualles. Y así se cumple la más
importante de las profecías de Merlín. El Jabalí de Cornualles ha nacido.
Si bien es cierto que Geoffrey
toma el nombre Arturo de antiguas crónicas, no lo es menos que la raíz
etimológica de tal nombre deriva de la palabra oso, animal totémico, sagrado.
El oso era al hemisferio norte como símbolo de fuerza y realeza, lo que el león
para el hemisferio sur. ¿Por qué Geoffrey le hace decir a Merlín entonces el
“Jabalí” de Cornualles? Porque así como para el antiguo paganismo celta el oso
representaba el poder terrenal, el jabalí lo era del espiritual o “más allá”.
Al conocedor, Geoffrey le está diciendo desde la primera mención, que el rey
esperado será invencible, que ni la muerte podrá con él.
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